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Informe sanitario en trigo - Trimestre agosto – octubre

Fuente: Ing. Agr. Enrique Javier ALBERIONE - INTA EEMJ

Panorama del cultivo de trigo en el período con distintos grados de incidencia de enfermedades en relación a diferentes alternativas climáticas.

Transcurrido el mes de septiembre y transitada la segunda quincena del mes de octubre, es oportuno hacer un repaso de todo lo acontecido al cultivo de trigo desde lo ambiental asociado a problemáticas sanitarias. En agosto no se registraron lluvias en una amplia región del sudeste y sur cordobés, llegando recién hacia la segunda quincena de septiembre, pero en bajo milimetraje (para Marcos Juárez el acumulado mensual fue de sólo 7,5 mm) y en octubre se restablecieron como era de esperarse, pero con un total acumulado a la fecha (poco más de 60 mm) menor a los valores históricos. Las condiciones de estrés hídrico parcial pudieron afectar en parte el normal desarrollo de las etapas reproductivas. El período crítico del cultivo (20 días antes y 10 días posteriores a la antesis) que es donde se define el número de granos y finalmente el rendimiento (Miralles y Slafer, 1999), coincidió con falta de humedad en el suelo y baja humedad relativa ambiente. En cuanto a las temperaturas, se destacaron eventos de heladas agronómicas en mayor número a lo indicado por la serie histórica para Marcos Juárez en agosto (13 días frente a 6 de la serie histórica) y septiembre (5 días frente a 1 de la serie histórica) con variada intensidad y duración. Las ocurridas durante la primera semana de septiembre provocaron “amarillamientos” generalizados en los cultivos, manifestados con distinta intensidad según la condición de lote y variedad. Los daños observados en los tejidos foliares fueron amarilleos (clorosis) al comienzo, seguido de “manchados” originados por congelamiento y también por la presencia de Tizón bacteriano (Pseudomonas syringae) que al ser una bacteria que habita naturalmente en la superficie de la hoja, encuentra a partir de lesiones, la manera de ingresar al interior del tejido foliar (mesófilo). Allí coloniza los tejidos y libera toxina (siringomicina) y polisacáridos que provocan manchado. Al comienzo se manifiestan como manchas de tipo acuosas que se alargan y coalescen en manchas verde grisáceas, que luego se vuelven necróticas y decoloran a un bronceado claro o blanco en una semana (Otta, 1974) (imágenes a y b). Las condiciones ambientales mencionadas, puntualmente frio y baja humedad relativa ambiental, afectaron también el desarrollo epidémico de Roya de la hoja (Puccinia triticina) y Roya estriada o amarilla (Puccinia striiformis) (imágenes c y d) actuando a modo de freno. De la mano de nuevas precipitaciones y aumento de la humedad relativa ambiente es de esperarse un incremento de ambas enfermedades hacia el final del ciclo de los cultivos, por lo que se recomienda continuar con los monitoreos hasta el estado de mitad de llenado de grano (Z7.5). Deberá considerarse la posibilidad de ocurrencia de fusariosis de la espiga (Fusarium graminearum) (imagen d), enfermedad que depende para establecerse del estado de crecimiento del cultivo: es condición necesaria que se encuentre en estado de antesis (Z6.5) y de condiciones de alta humedad relativa o precipitaciones extendidas por al menos 72 horas, acompañadas de temperaturas que resultan óptimas para la infección y colonización de los tejidos de la espiga cuando se ubican entre 24 y 28ºC. Posterior a la antesis las posibilidades de infección y colonización se reducen.

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